Si eso es lo que crees, pues déjeme resolverle su incógnita y, además, le voy a mostrar la "contrarreloj" sufrida para tener todo listo a la hora de salir al desfile.
A principios de la semana pasada me hice esa pregunta que me surgió al ver un par de autos antiguos rodando por las calles de Medellín. Es extraño ver dos carros antiguos, en un mismo día, pero el contexto me decía lo contrario.
Volkswagen Beetle 1966 / Revisión completa del auto la noche antes del desfile. |
Para resolver mi cuestionamiento acerca de la preparación previa de los autos y ya que mi don de la ubicuidad anda un poco malo por estos días, pues busqué a uno de esos 215 personajes para que me dejara seguirle en sus tareas previas al desfile.
La semana previa al desfile, la mayoría de las personas muestran sus carros. Comienzan a sacarlos por las calles de Medellín, a lucirlos un poco dirán algunos. En realidad lo que hacen es chequear la mecánica de los autos, escucharles el motor, que no tengan ruidos raros, que los frenos estén bien, que las llantas, que la batería, que todo.
Foto: Alejandro Gómez Jaramillo/ Juan Pablo Ramírez saliendo de su trabajo en La Alpujarra |
Como Juan Pablo Ramírez utiliza su auto para movilizarse normalmente, a pesar de que es un Volkswagen modelo 1966, dice que su auto se encuentra a punto y que no va a tener problemas para el desfile. El problema es que por el mismo hecho de ser su medio de transporte, el auto se encuentra sucio, o más bien "mugroso", y, aparte de todo, debe ir a: buscar disfraz, lavar el auto, recoger la insignia del desfile, comprar líquidos y comida, cambiar la chapa de la puerta del apartamento (que la noche anterior se entraron al apartamento de abajo), recoger a la novia, recoger a un amigo para ir por los líquidos y la comida, entre todos los otros problemas que puedan surgir. Y lo peor de todo, sale de trabajar a las 5 de la tarde.
Con el sol radiante de la tarde del viernes 6 de agosto, comenzamos a hacer nuestro recorrido. Comenzamos en Laureles, donde Juan Pablo alquiló una camisa hawaiana, seguimos en la casa de sus papás donde había dejado un par de cosas para el aseo del auto, entre ellas, el Griffin, vital para lucir las franjas blancas que contienen las ruedas. Después nos dirigimos a El Colombiano, donde nos entregaron la insignia que se sitúa en la parte frontal del auto y continuamos así con el resto del itinerario.
Al amanecer logramos terminar toda esa lista de tareas dejando para el final lo más importante, mandar a lavar el carro. A las 2 de la mañana, tal vez un poco más tarde, ingresamos al lavadero de autos que queda en la parte interior e inferior del round point de La Aguacatala, donde dejé a Juan Pablo Ramírez esperando por su auto y rogando para que no llueva y tenga que llegar a la casa a "pasarle un trapo".
"Así más o menos deben estar la mayoría de los que van a desfilar mañana, como buenos antioqueños dejamos todo para el final", se despide Juan Pablo mientras suelta una de sus particulares y constantes carcajadas.
Por: Alejandro Gómez Jaramillo